22 de mayo de 2013

Humanidades, ciencia e inventos


Leonardo Da Vinci (1452-1519), un verdadero humanista y un genio del Renacimiento. Como todo el mundo sabe, fue pintor, pero también científico, arquitecto, ingeniero, botánico, astrónomo, escultor, matemático, geólogo e incluso músico. (Para que ahora hablen de la imposibilidad de reconciliar ciencias y letras).

Da Vinci fue un extraordinario inventor. Las máquinas que diseñó no fueron construidas en su época, pero años después de su muerte se encontraron sus cuadernos y escritos (el conjunto se llama "Codex Atlanticus"). En ellos se pueden ver inventos muy adelantados a su tiempo, la mayoría muy difíciles o casi imposibles de construir con la tecnología de los siglos XV y  XVI. Muy probablemente la falta de mecenas (patrocinadores) fue la causa de que estas visionarias máquinas no salieran a la luz. Tampoco Leonardo publicó en vida los bocetos y diagramas de estas invenciones.

Algunos de los aparatos han sido construidos por ingenieros actuales-¡y la mayoría funcionan estupendamente! Y los que no, son sencillamente asombrosos. Pongamos algún ejemplo.

Ornitóptero
Volar fue uno de los sueños del hombre durante miles de años. Leonardo Da Vinci fue de los primeros que se lanzó a hacer un proyecto viable, quizá el primer europeo interesado en una solución práctica para volar. Estudiando el vuelo y la anatomía de las aves y murciélagos, y también la estructura de las cometas, Da Vinci hizo formidables diagramas y bocetos de máquinas voladoras.

La más famosa es el ornitóptero (del griego ornithos, pájaro, y pteros, ala = "alas de pájaro"), que data de 1485 aproximadamente. Recuerda a un enorme murciélago de madera y tela. Éste podría volar perfectamente una vez estuviese en el aire. El único defecto que posee es la falta de energía suficiente para despegar. El piloto iba tumbado en una plataforma, debía manejar las alas del ornitóptero, que podían moverse, y además unos pedales. Los bocetos de la máquina voladora manifiestan el gran conocimiento de aerodinámica que Leonardo tenía.

Helicóptero
El helicóptero es otra joya de la ingeniería de Da Vinci. Hecho de junco, alambre y tela, tenía forma de tornillo o hélice. Leonardo propuso que, si cuatro hombres lo giraban a la velocidad necesaria, el helicóptero debería despegar. Científicos actuales han demostrado lo contrario, pero aún así constituye un gran avance tecnológico.

Además, Da Vinci diseñó otras máquinas, entre ellas un paracaídas, un anemómetro (aparato para medir la velocidad el viento), un reloj, armas de combate, e incluso algunas ideas para respirar bajo el agua (precursoras del traje de buceo). Este ingenio consistía básicamente en un traje de cuero y un casco con forma de bolsa  que tenía un visor de vidrio. Del casco salían un par de tubos, conectados a una campana de corcho llena de aire que flotaba en la superficie.


Leonardo se interesó en cierto modo por la epidemiología, dándose cuenta de que había algún factor en las ciudades que facilitaba la rápida propagación de enfermedades, y que no se daba en el campo. A partir de esto, ideó una ciudad construida a diferentes niveles, con un sistema de alcantarillas y tuberías muy avanzado.


Da Vinci fue el inventor del primer coche de la historia, o carro autopropulsado (traduciendo de manera liberal, del italiano carro semovente). Es un vehículo robótico, no necesita conductor. Las notas del Codex Atlanticus no son muy detalladas en cuanto al mecanismo, pero la teoría más aceptada actualmente es que este carro es propulsado por un par de muelles a los que hay que dar cuerda. Al ir desenroscándose, el carro avanza. Pero sólo puede girar hacia la derecha, constituyendo una desventaja práctica.

En el siglo pasado hubo un gran afán por construir las máquinas de Da Vinci, y existen varias exposiciones que las muestran.

La obra de Leonardo Da Vinci es muy extensa y abarca muchos campos del saber. Por eso sirve de ejemplo para la conciliación de lo que ahora llamamos "ciencias" y "letras" con mucho desatino, y que hace cientos de años eran perfectamente compatibles. Ahora los conocimientos han avanzado y la especialización es muy importante, pero no tanto como para que el ser humano se olvide de poseer una cultura íntegra.

Este post participa en la V Edición del Carnaval de Humanidades, acogido en el blog Pero eso es otra historia... 


17 de mayo de 2013

La lámpara mágica (Relato)

-¿Adónde vamos?
-Es una sorpresa.
-¿Por mi cumpleaños?
-Sí. Te va a encantar.
Las dos hermanas se adentraron en el laberinto de calles grises, entre paraguas, charcos y lluvia.
Felicity, que cumplía ocho años al día siguiente, era mucho menor que Myriam. Por esto, y por otras muchas cosas, tenía un gran cariño y admiración hacia su única hermana.
Ya se oían los truenos. Felicity se arrebujó en su impermeable y Myriam, que estaba empapada, trataba en vano de proteger a la pequeña de la galerna que estaba cayendo.
Se le había olvidado el paraguas.
Veinticuatro años de despistes. Veinticuatro años de sueños, de historias, de ilusión, de música.
Llegaron al edificio. Gente elegante y completamente seca iba entrando con orden.
-¿Vamos al teatro?
-¡Sí! Ahora dame la mano. No me gustaría que te perdieses.
El cartel llamó la atención de Felicity.
-¡Es "El Lago de los Cisnes"! -exclamó llena de alegría, y de un salto le plantó un beso a su hermana mayor.-¡Es el mejor regalo que he tenido en toda mi vida! ¡Vamos a ver un ballet!
-Y el mejor que existe, además.
Un hombre severo cogió las entradas que le tendía Myriam y rompió un trocito.
Dentro del teatro había una multitud que se movía muy lentamente.
-A este paso no llegaremos nunca a nuestros sitios.
-Shh.
Demasiado tarde. El hombre que estaba subiendo las escaleras se dio la vuelta y las miró reprobatoriamente.
Desde luego, no encajaban nada bien allí. Felicity, con su impermeable rojo, aún con la capucha calada, parecía una Caperucita perdida. El pelo negro y mojado de Myriam caía desordenadamente sobre su ojos azules, y su chaqueta de cuero hubiese sido muy adecuada para un concierto de rock, pero no en el teatro. Además, la chica iba dejando un rastro de gotitas de agua por todas partes.
Ella le devolvió la mirada con determinación. No se dio cuenta de que el hombre la había reconocido. No. Myriam era una persona despistada, un sabio en las nubes. Felicity, sin embargo, supo que algo no marchaba bien y apretó el brazo de su hermana significativamente.
-Ese hombre...Si esto fuera una historia de detectives, sería sospechoso.
Myriam rió.
Subieron otro piso más, y otro.
-¿Vamos arriba del todo? ¡Genial!
-No se llama "arriba del todo", Felicity. Es el Anfiteatro. Y aunque el escenario se ve lejos, disfrutas de una panorámica excelente y casi, casi, te puedes sentar en la gran lámpara del techo.
Myriam sabía inventar historias. La lámpara mágica... Siempre había soñado con sentarse en ella algún día. Aunque aquél era un motivo, la razón más poderosa por la que había sacado las entradas de Anfiteatro era el dinero del que disponía.  Había empezado a trabajar hacía poco y su economía no era aún muy floreciente.
A pesar de todo, Felicity se mostró totalmente de acuerdo, aunque manifestó su pena por perderse los detalles de lo que iba a ocurrir allá abajo.
-No te preocupes, tengo algo para ti. Es justo lo que necesitamos.
Dicho esto, sacó de los profundos bolsillos de su chaqueta sendos pares de prismáticos, y le tendió uno.
-Sólo te pido que no los estropees. Es el único par que tengo.
-¿Y el otro?
-Es de papá.
-¿Crees que me los regalará cuando sea mayor?
-Puede ser.
Mientras Myriam instruía a Felicity en el uso de los binoculares para que pudiese disfrutar del ballet, la lámpara comenzó a apagarse. Felicity le tiró de la manga y se sentaron precipitadamente en el lugar que les correspondía.
Debajo se vislumbraba todo el patio lleno de cabezas de personas, las filas de asientos a diferentes alturas, el enorme telón rojo.
La gran lámpara y todas las demás luces se apagaron.
La orquesta, desde el foso, comenzó a tocar la música de Tchaikovsky.

(Esta historia se ha publicado en la web oficial de Cornelia Funke)

15 de mayo de 2013

Rivendell

Unos cuantos dibujos del Último Hogar élfico al oeste de las Montañas y al este del Mar.
Los he hecho yo, aunque no puedo reclamar el copyright, porque son en su mayor parte copiados de Alan Lee (que es un gran dibujante y especialista en temas de Tolkien).

Observatorio lunar de Elrond.  2013.
(Copia del original de Alan Lee para la película de El Hobbit.
A Galadriel la he añadido yo.)

Rivendell. 2013. (Copia del original de Alan Lee para la película de El Hobbit)

Arwen Undómiel. 2004. Éste es de hace mucho tiempo
y compilado a partir de fotogramas de las pelis de forma
arbitraria.

11 de mayo de 2013

Arte y astronomía: El Cielo de Salamanca

Para celebrar el VII Centenario de la Universidad de Salamanca se hicieron reformas en el edificio histórico durante la década de 1950. Sorprendentemente, se descubrieron unas pinturas debajo de la bóveda de la Capilla de San Jerónimo.

¿Cuál es el misterio? Las pinturas ocupaban la bóveda de la biblioteca, modificada para albergar la capilla. Tras varios desperfectos importantes en la cubierta de ésta, en el siglo XVIII, hubo que colocar una estructura nueva sobre la original, y por eso los frescos quedaron ocultos.

Las pinturas fueron descubiertas y restauradas entre los años 1953 y 1954 por los hermanos José y Ramón Gudiol Ricart, y se trasladaron a las Escuelas Menores, un edificio cercano al de la Universidad, donde se pueden ver hoy día.

"El Cielo de Salamanca" es un importante proyecto astronómico que data del siglo XV. Su realización duró cinco años (1481-1486). Su autor fue el pintor salmantino Fernando Gallego. La obra era en un principio mucho más grande, pero se conserva un importante fragmento que representa varias constelaciones del zodíaco, astros y vientos, junto con una parte del Salmo VIII escrita en latín:

<<Videbo caelos tuos opera digitorum tuorum, lunam et stellas que Tu fundasti.>> (Veré los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que Tú fundaste.)

El Cielo de Salamanca. Fernando Gallego, 1481-1486.
(Puedes hacer clic  para aumentar)
Por orden, en esta pintura mural se pueden observar los siguientes motivos:

1. Leo, representado como un león manso. 2. Hydra, serpiente de agua. 3. Sol, en un carro tirado por tres caballos blancos y uno negro. 4. Virgo, representada como una mujer alada. 5. Crater, copa o vasija. 6. Mercurio, que lleva en la mano su caduceo y va en un carro tirado por dos águilas. 7. Libra, balanza. 8. Corvus, cuervo. 9. (Árbol, posiblemente un roble.) 10. Bootes, boyero. Lleva una hoz en la mano. 11. Herculeus, lleva una maza y una piel de león a modo de escudo. 12. Scorpius. 13. Ophiuchus, serpentario o amaestrador de serpientes. 14. Sagittarius. 15. Corona (la Corona Boreal.) 16. Ara, altar. 17. Centaurus, lleva una cabra como ofrenda y una lanza con una liebre. 18, 19, 20 y 21. Los vientos: Zéfiro, Austro, Euro y Boreas, representados como cabezas soplantes.

La colocación de las estrellas dentro de las constelaciones, y de éstas en el cielo nocturno coincide con la realidad de forma bastante precisa. "El Cielo de Salamanca" es por su temática una de las pinturas más originales de su época, combinando ciencia y arte de una manera magistral.

Referencias: 

1 de mayo de 2013

Schloss Belvedere


El Palacio de Belvedere Alto está en Viena. Es un edificio construido entre los años 1717 y 1723, actualmente es un museo de arte y algunas veces puede verse en los Conciertos de Año Nuevo (1996, Vals del Emperador; 2012, Danubio Azul). En la foto se ve la fachada delantera.


Sala de Mármol (Marmorsaal). El cuadro del centro representa un avestruz. En el techo hay un enorme fresco-trampantojo . 


Éste es el vestíbulo de la planta baja o Sala Terrena. Al principio no tenía este aspecto. Pero como la sala amenazaba con derrumbarse, hubo que añadir en 1732-33 el techo abovedado y cuatro enormes columnas en forma de Atlantes.