29 de octubre de 2011

Escritos del tiempo que fue (VI)

Hace un montón de tiempo que no pongo escritos de éstos. En concreto, aquí va una poesía rara. El número de sílabas por verso crece de 3 a 14 y luego vuelve a menguar. La rima no sigue ningún esquema conocido.


SOL
Estrella
de los días,
cuando venía
cruzabdo por mar,
mientras todos los astros
planeaban por los cielos
y lo miraban desde lejos
como viendo esperanzas pasar.
Las aves que volaban contra el viento
cantaban un canto hermoso en los albores,
y sus notas se parecían a las flores
que crecen en los campos y no tienen igual.

LUNA
Alumbra con luz de plata en la noche oscura.
El sol no da luz a los mirlos cantores.
Grillos que cantan quitando dolores.
Sólo ha quedado la soledad.
La luna se llena y ya mengua.
La luna trae los recuerdos
de tiempos que se fueron
hacia otro lugar
de poesía,
poesía
lunar.

28 de octubre de 2011

La medida del tiempo

Ayer por la tarde empezaba a llover. Yo iba por una calle repleta de edificios dorados y faroles. El frío mordía y la gente se apresuraba debajo del cielo gris oscuro. Entré por un portón que surgía de repente en medio de la calle y el tiempo empezó a hacer de las suyas. Cómo no, era una exposición de relojes, y bien dijo una poeta que su sonido es un concierto, un concierto de cuerda. No había nadie más viendo la exposición. La lluvia empezó a caer con una fuerza inaudita, y empecé a dar vueltas por una sala llena de recovecos y de relojes, había doscientos, todos marcaban una hora diferente. Pero muchos estaban parados. Quizá habían dejado de funcionar hace mucho tiempo. Vi relojes de bolsillo, relojes enormes colgados en las paredes, relojes de mesa, relojes de péndulo, maquinaria que no supe exactamente qué era, y un despertador de marcha invertida. La mayoría de los relojes eran del siglo XIX y principios del XX, pero había alguno del XVIII. Pues he de decir que lo pasé estupendamente, porque tenía ganas de volver desde hacía años. Aquí dejo un link a una página con muchas fotos de la exposición. Por cierto, cuando salí llovía a mares y no llevaba paraguas.